El agua y su papel en la seguridad alimentaria

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En Europa y Asia Central, aunque la seguridad alimentaria ha mejorado considerablemente en las últimas décadas, persisten desafíos importantes relacionados con el acceso y la gestión del agua, un factor crítico para garantizar la producción agrícola sostenible. Un reciente informe de la ONU destaca cómo la gestión del agua se ha convertido en un eslabón clave para sostener los sistemas alimentarios, pero, a pesar de los avances, las regiones rurales y las áreas afectadas por el cambio climático siguen enfrentando obstáculos significativos.

Aunque las tasas de desnutrición en estas áreas son menores en comparación con otras regiones del mundo, la crisis hídrica y la seguridad alimentaria están íntimamente relacionadas. Las naciones de Europa y Asia Central, con menos del 2,5% de personas con subalimentación, enfrentan una inseguridad alimentaria creciente. En 2023, más de 107 millones de habitantes en estas zonas sufrieron algún nivel de inseguridad alimentaria. La situación es todavía más alarmante en áreas rurales y en países afectados por conflictos, como en el caso de Ucrania.

El informe revela que más de 64 millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable, lo que representa el 6,9% de la población. Aunque este porcentaje es más bajo que el promedio global, sigue siendo una cifra preocupante. Además, la obesidad adulta afecta a más del 20% de la población, lo que refleja una doble carga nutricional: por un lado, la subalimentación y, por otro, el exceso de peso.

El agua es un recurso vital tanto para la producción de alimentos como para la nutrición. Sin embargo, muchas áreas de Europa y Asia Central enfrentan una gestión deficiente del agua, lo que compromete tanto la producción agrícola como la salud de las comunidades. En las regiones con alto estrés hídrico, la demanda de agua para la producción agropecuaria, especialmente para productos de origen animal, es excesiva. Esto coloca una presión adicional sobre los recursos hídricos y agrava la escasez de agua potable, afectando a las comunidades rurales y de bajos ingresos que ya luchan por acceder a servicios básicos de agua y saneamiento.

El informe también resalta la necesidad urgente de adaptarse a las nuevas realidades climáticas, que aumentan la variabilidad en los recursos hídricos. Las sequías más frecuentes y los cambios en los patrones de precipitación impactan negativamente en la disponibilidad de agua y en la capacidad de los agricultores para mantener una producción estable. Además, la contaminación de los cuerpos de agua agrava aún más la situación, haciendo más difícil asegurar fuentes de agua de calidad para consumo humano y para la agricultura.

Con el fin de enfrentar estos desafíos, el informe sugiere a los gobiernos de la zona crear planes hídricos ajustados a las circunstancias climáticas y sociales de cada nación. Es esencial destinar recursos a infraestructuras sostenibles, especialmente en la protección, reciclado y reúso del agua. Además, se aconseja fortalecer la colaboración transfronteriza en el manejo de cuencas hidrográficas compartidas, lo cual es particularmente importante en regiones con recursos acuáticos escasos.

De igual manera, es crucial disminuir el uso de agua en la agricultura, fomentando sembradíos que requieran menos agua y optimizando la eficacia en la producción. Incorporar tecnologías más sostenibles y aplicar métodos agrícolas adecuados al clima son acciones fundamentales para aliviar la demanda sobre los recursos de agua y asegurar la seguridad alimentaria a futuro.

El reporte finaliza haciendo hincapié en la necesidad de avanzar rápidamente hacia la eliminación del hambre en Europa y Asia Central, reforzando la capacidad de resistencia de los sistemas alimentarios ante la falta de agua. Esto implica no solo optimizar la administración del agua, sino también implementar políticas públicas más efectivas que fomenten un aprovechamiento más eficiente de los recursos hídricos, aseguren el acceso universal al agua potable y garanticen una producción de alimentos sostenible que pueda sustentar a una población en continuo aumento.