Ocho soldados israelíes murieron el sábado mientras viajaban en un vehículo blindado en el sur de Gaza, dijo el ejército israelí, mientras la ofensiva de Israel en la ciudad sureña de Rafah continuaba cobrándose bajas entre sus fuerzas.
Las muertes ocurrieron alrededor de las 5:15 a.m. mientras las fuerzas israelíes operaban en la parte noroeste de Tel al-Sultan en el distrito occidental de Rafah, dijo el ejército israelí. Según el ejército, ocho soldados pertenecientes al Cuerpo de Ingenieros del Ejército viajaban en un vehículo blindado cuando se produjo la explosión.
Hamas, un grupo armado palestino, dijo en un comunicado que sus militantes habían disparado misiles antitanques contra vehículos militares israelíes en el oeste de Rafah, matando a algunos soldados. No quedó claro de inmediato si fue un artefacto explosivo lo que dañó el vehículo o fuego de misiles antitanque, dijo a los periodistas el portavoz militar israelí, Daniel Hagari.
La explosión dañó el vehículo pero también pudo haber encendido las municiones en el interior, dijeron funcionarios militares israelíes, y agregaron que la explosión fue lo suficientemente poderosa como para dificultar la búsqueda e identificación de los cuerpos.
Israel ha estado luchando durante más de ocho meses en Gaza desde un ataque del 7 de octubre liderado por Hamás que mató a unas 1.200 personas en Israel -en su mayoría civiles- y tomó como rehenes a otras 250 personas. Más de 36.000 personas han muerto en Gaza desde que comenzó la guerra, según funcionarios de salud palestinos, que no distinguen entre combatientes y civiles.
Hamas ha librado una persistente guerra de guerrillas, resistiendo los esfuerzos israelíes por derrotar a la organización, derrocar a sus líderes y traer de vuelta a muchos de los secuestrados durante el ataque sorpresa del 7 de octubre. Según el ejército israelí, la campaña ha matado a entre 13.000 y 14.000 militantes en Gaza. Las autoridades israelíes no han proporcionado pruebas de los cálculos.
Más de 300 soldados israelíes han muerto desde que Israel lanzó su ofensiva terrestre contra Gaza a finales de octubre. A finales de enero, unos 20 soldados israelíes murieron mientras se preparaban para demoler edificios en Gaza, cerca de la frontera israelí.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lamentó públicamente la muerte de los soldados y pidió a Israel que siga comprometido con los objetivos militares de destruir a Hamas, traer a los rehenes a casa y «garantizar que Gaza ya no pueda amenazar a Israel».
«No hay sustituto para la victoria», dijo Netanyahu, y agregó: «No dejen que nadie los distraiga del hecho simple y claro: debemos seguir dedicados a los objetivos de la guerra a pesar del alto y doloroso costo».
Netanyahu ha sido criticado por sectores del público israelí, familias de rehenes retenidos en Gaza y ex funcionarios de seguridad. Algunos argumentan que sólo un acuerdo con Hamás permitirá devolver a los 120 prisioneros restantes, vivos y muertos; otros han argumentado que su incapacidad para presentar una alternativa clara de posguerra a Hamás ha dejado al país atrapado en Gaza.
Las fuerzas israelíes rescataron a cuatro rehenes en el centro de Gaza el fin de semana pasado en una operación de rescate en la que también murieron varios habitantes de Gaza, según funcionarios de salud locales. El almirante Hagari recomendó la misión, pero añadió: «Tenemos que ser honestos: no podemos traer a todos a casa así».
Las fuerzas israelíes han cerrado Rafah en las últimas semanas en una operación a lo largo de la frontera egipcia en un esfuerzo por destruir túneles que, según dicen, Hamás ha estado utilizando para contrabandear armas a la Franja de Gaza. También han asaltado la propia ciudad. La ONU estima que más de un millón de palestinos han huido de Rafah.
En la ciudad norteña de Beit Jann, poblada por árabes israelíes que siguen la fe drusa, los residentes lloraron a Waseem Mahmoud, uno de los soldados caídos. Los drusos ocupan un término medio inusual en Israel: practicantes árabes de una religión minoritaria que normalmente sirven en el ejército y las fuerzas de seguridad israelíes.
Los residentes de la ciudad habían planeado celebrar Eid al-Adha, una festividad conjunta tanto para musulmanes como para drusos. Pero todas las celebraciones públicas fueron canceladas a la luz de la noticia, dijo el alcalde de la ciudad, Nazih Dabour.
«No podemos enterrar a nuestros hijos y celebrarlo el mismo día», dijo Dabour, quien llamó a la familia para ofrecer sus condolencias el sábado. «Es una gran tragedia para nosotros».
